SAN CRISTÓBAL, República Dominicana.-Un empresario del sector de la importación de insumos agropecuarios exhortó aquí al empresariado nacional a conservar los valores en la realización de sus negocios.
Sostuvo que estos principios son los que dan credibilidad en el mercado y permiten posicionarse como una empresa de prestigio en el país. En este tenor enarboló como emblema: la seriedad aun vende.
Ramón Castillo Lachapelle hizo la exhortación en el acto de cierre del programa “Historias de Éxito” que realizó la entidad JCI San Cristóbal como parte del curso de Desarrollo Emprendedor, celebrado en esta ciudad.
Castillo Lachapelle narró sus vivencias y experiencias personales y empresariales cultivadas a lo largo de toda su vida, refiriéndose particularmente a su formación profesional como Perito Agrónomo del Instituto Politécnico Loyola, licenciado en Economía y diplomado en alta gerencia de la Universidad INTEC, ex director de la Escuela de Agronomía del Politécnico Loyola y ex presidente de la Asociación de Egresados de esa prestigiosa institución educativa.
La actividad se realizó en el salón de la Cámara de Comercio de San Cristóbal, como cierre del Curso Taller de Desarrollo Emprendedor impartido por la empresa Ha Emprender que preside Aurys Cruz. El taller se realizó dentro del marco de la semana global de Emprendedurismo donde millones de jóvenes de todo el mundo se unían a un movimiento de personas emprendedoras, para generar nuevas ideas y buscar mejores formas de hacer las cosas. Una iniciativa para inspirar a los jóvenes a la innovación y la creatividad.
Castillo Lachapelle resaltó la importancia de levantarse ante las caídas, dejar las ataduras, no permitir las taras mentales y de ver siempre la vida con una actitud positiva, ya que considera que esas actitudes fueron fundamentales en la creación y permanencia de Castillo Lora Soluciones Agrícolas (CALOSA) y a Castillo Lora Inmobiliaria (CALOINSA), las dos empresas que posee actualmente.
La visión de un emprendedor y el saber tomar riesgos son dos cualidades esenciales que debe tener todo individuo que quiera hacer negocios, según puntualizó el expositor Castillo Lachapelle, quien aseguró, asimismo, que “sin esas cualidades sería muy difícil entrar al mundo empresarial y ser exitoso”.
“Todo logro no es más que la acumulación de actividades y acontecimientos por lo que mi vida hoy es el fruto del pasado y mi pasado se inicia con mi nacimiento. Nací en una familia de dos hermanas; y yo, por decirlo así, soy el más pequeño y el único varón, y no por eso me añoñaron sino por el contrario, gracias a Dios que no ocurrió así”, relató el empresario.
Refirió que nace de una madre que no sabía leer ni escribir, pero que tenía muchas habilidades en el comercio y era una visionaria en ese campo, su padre era muy honesto, organizado y trabajador. Recordó que ésta se mudó a San Cristóbal después de tener una fonda de venta de comida a trabajadores de la presa de Valdesia, solo con el interés de que él ingresara en el Politécnico Loyola, donde estudió desde primero de primaria hasta graduarse en agronomía, aunque su sueño era ser médico. En el Loyola tuvo un gran mentor que fue el Dr. Orlando Espin, quien ayudo mucho a su formación.
Dijo que es un aficionado a la lectura y que en su trajinar como emprendedor hizo de todo tipo de actividad comercial, desde instalar un bazar para vender a escolares, alquilar bicicleta y muñequitos, e integrar un fallido conjunto musical, taller de costura de diseños originales, entre otras. “Mi visión de negocios se amplió con mis estudios de economía en INTEC y con una beca que me gané en el Development Bank de Canadá, lo que me permitió a muy temprana edad visitar muchos lugares del país”, apuntó.
Castillo Lachepelle narró las vicisitudes que pasó con el huracán Georges cuando se llevó su casa en San Cristóbal, y luego en su trabajo en la Fundación Dominicana de Desarrollo (FDD) en San Francisco de Macorís, donde se incendió la casa donde residía y quedara solo con la ropa que llevaba puesta, una motocicleta de la institución y por suerte los libros. En este momento sembraba arroz sin mucho éxito. Desde allí pidió su traslado a Fondo Negro, Barahona; luego a Vicente Noble y Tamayo.
“En esta institución –narró Castillo Lachepelle-solicité traslado para Fondo Negro de Barahona porque sentí un estancamiento, luego fui trasladado a Vicente Noble y finalmente a Tamayo. Aquí conseguí una beca a Canadá de la FDD donde mi visión de negocios se abrió grandemente, era otro mundo –de Fondo Negro (en el Sur Profundo) a
Montreal-, Whao!!!”.
Al final de esta actividad los asistentes tuvieron una ronda de preguntas para el expositor y se concluyó con la satisfacción de haber escuchado otra historia donde un sueño se convirtió en una realidad, donde desde luego el esfuerzo, la dedicación y el sacrificio jugaron un papel primordial.
En sus iniciativas de emprendedor Castillo Lachapelle llegó a crear una fumigadora de barcos que no prosperó porque en los contactos iniciales se encontró que habían muchos amarres y sus posibilidades eran muy limitadas, por lo que decidió crear un negocio donde tenía sus relaciones y se había desarrollado en los últimos 8 años.
Explicó que fue entonces cuando creó a Castillo Lora Soluciones Agrícolas (CALOSA) junto a su esposa Jacqueline Lora con quien ha procreado cuatro hijos. Comenzó su negocio buscando direcciones de suplidores de insumos agropecuarios en todo el mundo y llegó a enviar 225 cartas de las cuales solo respondieron tres: de Italia, Holanda y de Alemania. De la empresa Luxan de Holanda con fue el Sr. Elco Aronstein de quien recibió el apoyo económico.
“Lo difícil es comenzar, y si es sin capital más todavía, en este caso lo mejor es el fiao, pero si se paga en tiempo”, expresó el empresario y agregó que renunció de la empresa Bayer, donde laboró por 8 años de donde le hicieron tentadoras ofertas para que se quedara, pero como ya tenía el propósito de desarrollar su propio negocio, mantuvo su renuncia.
“Con la salida de Bayer tuve un gran inicio porque tenía una buena imagen. Como vendedor manejé varias empresas que me pagaban como asesor y los vendedores de la competencia me apreciaban mucho porque les enseñaba técnicas de uso de agroquímicos, quienes fueron mis principales promotores”, significó.
Valores
“Los valores de la honestidad y la responsabilidad fueron clave en nuestro crecimiento, de lo que siempre digo que la seriedad vende. Esto es logrado y aprendido en mi casa con mis padres”, subrayó.
Agregó que otros elementos claves en su crecimiento han sido el trato humano, como empatía, relaciones humanas, ubicación en el tiempo y el espacio para la toma de decisiones, conocer, aprender (vaciar tus bolsillos y llenar tu cabeza porque tu cabeza llenará tus bolsillos), disposición al cambio siempre.
“Repudia a los vagos, mentirosos e hipócritas y les tengo mucho miedo a los psicópatas, porque nunca se dejan conocer”, precisó.
Consideró que la mente empresarial “viene en el disco duro de la persona, es un don de Dios”. “Si no, no podrá desarrollar una actividad comercial”, apuntó Castillo Lachapelle.
Consideró que el éxito de toda área depende del manejo de las emociones y señaló que una persona es una mezcla de militar y artista, pero que la estabilidad emocional es un por ciento genético y otro por ciento formación. En ese sentido, dijo que el empresario debe siempre estar dispuesto a aprender y sostuvo que para triunfar se debe siempre “pensar en los demás, ya que según indicó, nadie triunfa solo, por lo que se debe ser agradecido a Dios y a todos los que le rodeen, ya sea mujer, hijos, amigos, empleados, etc.
Hizo un apostolado como director de la escuela de agronomía del Instituto Politécnico Loyola y luego fue presidente de la Asociación de Egresados de la misma institución. “Trabaje siempre con pasión y busque ser feliz con todo lo que haces. Celebre todo en la vida”, subrayó el exitoso empresario.
Toda persona debe definir siempre las áreas de su vida a 5, 10, 15 y 20 años, como son la familia, la profesión, diversión, espiritual, finanzas, salud, amistad, etc. Arriésguese a triunfar!
