LA SUPERSTICIÓN ES PARTE DE LA CULTURA Y NACE EN LA NATURALEZA DEL HOMBRE, QUE SUELE ESTAR LLENO DE CUESTIONAMIENTOS Y TEMORES
Santo Domingo.- Durante la Edad Media, estornudar era de mala suerte, porque se temía que a través de este se podía perder el alma, de ahí que después de que alguien lo hiciera alguien le dijera “¡Jesús!”. Esta es una de las supersticiones más antiguas, semejante a lo que ocurría en Roma, donde inició la costumbre de no mirar a fijo a persona, pues esto podía dar lugar al mal de ojo.
Culturas, países y sociedades tienen supersticiones, algunas muy particulares. Hoy por ejemplo es martes, y según la sabiduría popular no debe usted casarse, embarcarse o de su familia apartarse, y para colmo no es martes cualquiera, sino 13, un número tan cargado de mitos que atemoriza al punto de causar la triscaidecafobia o miedo irracional al este número.
En entrevista con el psicólogo y terapueta Mauro Castillo, el tema “es apasionante”. Define la superstición, como “la creencia extraña a la fe religiosa y relativa a causas o efectos sobrenaturales”. Añade que el supersticioso está buscando algo que cree que existe, pero que está más allá de su entendimiento.
Castillo afirma que estas creencias, que se repiten de generación en generación y son parte de la cultura de los pueblos, tienen su raíz en la naturaleza del hombre, que suele estar lleno de cuestionamientos, angustias y temores. Imágenes, símbolos y objetos determinados se transforman entonces en catalizadores de maldiciones, mal o buen augurio mientras otros se convierten en soluciones al temor de lo desconocido.
Otros ejemplosGran parte de las supersticiones populares tienen que ver con objetos, animales o acciones que podrían generar mala suerte o alguna consecuencia. Otras se relacionan con la protección y algunas más con aquello que atrae la suerte y la fortuna.
ALGUNOS MITOS SOBRE LA SUERTESe dice que trae mala suerte cruzarse con un gato negro, romper un espejo, pasar por debajo de una escalera, derramar la sal, levantarse con el pie izquierdo, que el novio vea a la novia con el vestido de boda, abrir un paraguas bajo techo o barrerle a alguien los pies.
En cambio, se entiende que dan protección o son remedio para mala suerte tocar madera, pisar la escoba que te barrió los pies, poseer amuletos o una pata de conejo, poner velas a santos, colocar el cuadro de un ojo para evitar el mal de ojo, tirar sal por encima del hombro, santiguarse al oír algo que proporciona mala suerte y muchas, muchas más.
La conducta supersticiosa puede llegar al fanatismoSe dice que dejar a una chica con una bandeja vacía en la mano después de servir es de mala suerte, como poner la cartera en el piso implica pérdida de dinero. El primer contenido de una bebida debe, según la creencia del pueblo, derramarse para los muertos y el café no se toma de pie, porque se barajan los planes, y se dice que si se mantienen en uso platos astillados sobrevendrá la pobreza. También son supersticiones las cabañuelas que se leen al inicio de cada año y el miedo al número 13.
CUANDO SE TIENE UNA PERSONALIDAD FRAGIL
Mauro Castillo, psicólogo y terapeuta, comenta que el ser humano, dentro de sus debilidades, carencias, dudas y limitaciones, “recurre a todo esto para llenarse de esperanzas e ilusiones porque se siente limitado, por eso necesita creer en cosas que entiendele darán buena suerte, le alejarán de lo malo, o le conseguirán prosperidad”.
Indica que la sociedad en que vivimos crea en la gente sueños e ideales que son dados como buenos y necesarios para garantizar un estatus. La necesidad de encajar en el modelo social obliga a muchos a pedir a entidades o recurrir a ciertas acciones para realizarlos. Sin embargo, mientras más fe se tiene en objetos, símbolos, animales o personajes, más débil es la personalidad.
En la búsqueda de una valorización superior entre sus semejantes, algunos seres humanos recurren a artimañas para favorecer a “la suerte”. Castillo afirma que la riqueza de la imaginación humana es infinita y, dentro las ambiciones y los sueños, se fabrican muchos mitos que se construyen “siempre en base a una referencia de alguien que ha tenido una experiencia positiva o negativa con eso”, dice.
La conducta supersticiosa, cuando llega al fanatismo y se convierte en el refugio y la razón de vivir de alguien, puede llegar a la obsesión. El psicólogo entiende que es importante tener una personalidad equilibrada y apoyarse en hechos reales. Destaca que es vital que la persona sea objetiva y capaz de discriminar la fantasía de la realidad.
Mauro Castillo indica que el poseedor de una personalidad frágil necesitará depositar toda su confianza en algo más, “algo ajeno a él e incluso ajeno a la religión”, dice el experto. Comenta que muchos pueden conocer la superstición y asumirla como parte del saber popular, pero mantienen la visión realista y los pies sobre la tierra. Estas personas, generalmente, han sido educadas con principios objetivos y padres que les han dado orientación. Según dice Castillo: “La educación, la familia y el hogar construyen al indviduo”.
Domingo Uribe
ridades del Ministerio Público, lo que provocó que un tribunal superior lo enviara de nuevo a la cárcel.
Domingo Uribe.
