Sor Mercedes Reynoso es un ser trascendental que puso de manifiesto su más alta sensibilidad humana, su ejemplo de pastoral social y capacidad de entrega para con la comunidad de Nigua. Para hablar de ella, hacen falta palabras y su ausencia provoca dejos de tristeza. Pero no se ha ido, su calor aun cuece sus frutos en Nigua.
Nace en Carrera de Palma, La Vega, Rep. Dominicana, el día 23 de Enero del año 1934. Fueron sus padres la señora Juana Suárez Muñoz y el señor Vicente Reynoso. Era la número diez de catorce hermanos.
Realiza sus estudios primarios en el Colegio Nuestra señora de las Mercedes, en el Santo Cerro, La Vega. En Septiembre del año 1953 entra a la congregación“Hermanas Mercedarias de la Caridad”, para trabajar junto a las comunidades con los jóvenes. En el año 1966 ingresa al Colegio San José, Montecristi donde realizó sus estudios secundarios, más tarde se gradúa en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) de Licenciada en Ciencia Físicas y Matemáticas.
Fue enviada a cumplir su ministerio a la ciudad de San Cristóbal, donde realizó importantes trabajos con los pobres, los niños y los presos, más adelante es trasladada a Puerto Rico, donde imparte docencia de ciencias matemáticas e igualmente trabajó con los adolescentes muy de cerca. Llego a Nigua para continuar su labor eclesial y profesoral, donde se destacó con el trabajo realizado junto al pueblo; allí fundó en el 1992 el Comité Pro-Desarrollo de Nigua, además desarrolló importantes programas en pro de los jóvenes, y la labor social por la comunidad.Luego fue traslada a San Juan de la Maguana haciendo trabajos sociales en la cárcel de San Juan, programas y actividades manuales, alfabetización y evangelización junto a los presos.
Todos los trabajos que realizó dentro de su ministerio son recordados con añoranza por sus familiares y conocidos. Parte hacia el descanso eterno, el día 1ro. de diciembre del año 2010.
Su partida, y no su muerte, ha sido una despedida simbólica porque el ejemplo de su quehacer está grabado por siempre en el presente de la comunidad de Nigua. Enseñó páginas sobre la vida de Jesús, el Creador, y compartió cultura y religiosidad para formar gente con alta vocación de servicio. Se entrego a esta comunidad con el alto deseo y la convicción de promover el desarrollo comunitario a la vez que enfrentaba a los contravalores que amenazaban la convivencia pacífica y el desarrollo de Nigua.
Lu labor social y pastoral es tan amplia como las aguas del mar, pero tan concretas que siempre tenía un pan para los hambrientos y daba esperanza y aliento a los que cada día intentan construir una comunidad mejor.
Una mujer de múltiples facetas humanas; cuándo había que construir en techo, ella cogía un martillo y clavaba la madera, si había que redactar una carta para una solicitud de ayuda, se convertía en secretaria y mensajera, si había que coser una blusa o una camisa, se convertía en modista, si había que preparar la comida de una actividad, se convertía en cocinera, y si había que cantar, también lo hacia. Sor Mercedes ha sido un ser de una valía infinita para orgullo de todos. Por ello es significativo este humilde homenaje póstumo de su comunidad, el Nigua de todos.
Sensible frente a la protección de los recursos naturales, comprometida con la enseñanza, tanto de las palabras de Dios, como la promoción y apoyo de la cultura. Amiga de los libros como si con su vida misma cada día escribiera una nueva página de la historia de los que luchan por un mundo en búsqueda de felicidad. Sor ha hecho historia en Nigua y Nigua es parte de su historia y fue parte de su vida. Aquí construyó sueños y sembró esperanzas.
Desafiante como líder, que a veces, caía en la imprudencia por su caminar a pies, sin horario ni respeto a los caminos baldíos. Era como el pastor que andaba permanentemente detrás de sus ovejas, éste, su pueblo, por el que solo importaba su objetivo de la marcha del bien.
A su familia, los Reynoso de La Vega y Santo Domingo, también los hizo socios de sus complicidades, pues en sus proyectos, les hizo parte de la familia de Nigua.
En fin, sor Mercedes en Nigua no muere, vive. Nace cada día en nuestras calles polvorientas, en el caminar de los ruidos que hartan la tranquilidad de esta comunidad. Se monta en las guaguas destartaladas para fundirse con los humildes. Lee y sufre por la terminación de su gran proyecto y sueños compartido con su Comité Pro Desarrollo de Nigua, que le urge concluir con la biblioteca para darle un poquito de tranquilidad, porque la “cultura somos todos”.
“Peleona” por lo justo cuando tenía que ser, amorosa siempre como la gran madre de corazón tierno para criar a sus hijos y guiarlos por buenos caminos.
En sor Mercedes, Nigua encontró una nigüense especial, una líder humilde de una sencillez muy particular, comprometida como nadie por un futuro mejor para Nigua. Así era ella, un correr cotidiano entre libros, su Biblia, dando su alientos a los enfermos, su fe en la libertad y cambios de conductas por los presidiarios; su apego a una nueva moral y una ética de justicia social que hacen de sor Mercedes un ser especial.
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(Palabras leídas por un hijo de la Comunidad de Nigua, San Cristóbal, Rep. dominicana, en la Eucaristía del 3 de septiembre, día de San Gregorio Magno, patrono de Nigua. Al final de la misma, se entregó a las Hermanas Mercedarias, una placa en honor de la Hna. Mercedes Reynoso).