Por: Sonia Calderón
4 agosto del 2021.- Como si fuera una maldición las catástrofes naturales, las crisis económicas y las pestilencias son un denominador común para los gobiernos de los grupos políticos, que se cobijan bajo la sombra del inmortal José Francisco Peña Gómez.
En 1978 al llegar al poder
después de 12 años de represión política, el presidente don Antonio Guzmán tuvo
que enfrentar el Huracán David que azotó por completo el país y luego la Fiebre
Porcina Africana, que golpeó en el centro la economía familiar, aunque todos
sabemos que su mayor huracán lo fue el extinto expresidente Dr. Salvador Jorge
Blanco, quien, desde el senado, con sus ambiciones políticas, fue una piedra en
el zapato a uno de los presidentes más honestos que hemos tenido. En el período
2000-2004 el presidente Hipólito Mejía, enfrentó una de las crisis económicas más
agobiantes vivida por República Dominicana en su historia, con el descalabro
del sistema bancario y la crisis del combustible, producto de la guerra del Golfo Pérsico,
sumándole a esto, un proyecto reeleccionista totalmente inviable, que lo llevó
a salir del poder con la tasa de impopularidad más alta que se haya registrado.
Al cumplirse un año del ascenso
al poder del PRM, que recibió la peste del COVID-19 de bienvenida, ahora recibe
dos situaciones adicionales: La fiebre porcina africana y un pleito judicial
entre dos subalternos. Cabe manifestar, que si el presidente maneja la crisis
interna de su gobierno como ha manejado lo de la fiebre porcina quedará muy mal
parado, de hecho, al hacer un análisis a vuelo de pájaro, nos damos cuenta de
que está usando las mismas estrategias heredadas del PLD: negarlo todo y pagar
bocinas para crear falsas percepciones.
Pero lo de la fiebre porcina se
puede arreglar en cualquier momento, mediante un diálogo con los productores,
implementar el protocolo sanitario de rigor y mitigar las pérdidas subsidiando
el sector, que de hecho, con un tercio de lo gastado en publicidad en lo que va
de año, da para eso y sobra.
No tan fácil podrá ser resuelto
el problema de la crisis interna que le agobia, por ejemplo ¿Cómo callar a Ramón
Alburquerque?, fundador del partido, muy preparado y que, aunque no tiene
arrastre es muy creíble. Por otro lado, como quitarse la piedra pesada de
Macarrulla, a quien nadie quiere en el PRM y por último el enfrentamiento entre
Roberto Furcal y Carlos Pimentel.
Más
de uno sabemos, que Fulcar es la mano derecha de Luis, su brazo político, su
hombre de confianza, por eso es de tonto creer que Fulcar haría algo así, sin
el consentimiento del presidente; por otro lado, está que Pimentel viene de la famosa
sociedad civil, la cual es sustentada de dos fuentes, la USAID y grupos empresariales.
Plasmado esto, podemos intuir, que el enfrentamiento es entre el grupo
político de Luis, que ya tienen el proyecto reeleccionista montado y los grupos
empresariales al cual pertenece Macarrulla, que temen que el Estado sea
desfalcado nueva vez mediante “procesos de compras de urgencia”, a través de
los cuales se capitalizan personeros que luego son los que patrocinan todas las
diabluras políticas. La Pregunta es ¿de qué lado se inclinará el presidente?,
es de todo conocido que no existe posibilidad de reelección sin incurrir en
prácticas malsanas para comprar voluntades dentro y fuera de los partidos,
prácticas que obviamente no pasarán con Pimentel en Contrataciones Públicas,
que de hecho, se acaba de reforzar con un cuarto bate (el ex sacerdote Jesuita
Mario Serrano Marte), a quien contrató recientemente, pero lo que me extraña es
que el presidente puede resolver eso con una llamada, (que espero la haga antes
de que salga este artículo) y no lo hace.
En este contexto, su aniversario le llega con estas situaciones
adversas, el sector empresarial tratando de aumentar su cuota de participación
en el gobierno que financiaron y el sector político del PRM pidiendo a gritos
que los cargos tienen que ser para ellos; todos con la mira puesta en el
próximo 16 de agosto, cuando de costumbre se hacen cambios en el gabinete, con
la novedad según se rumora, que el presidente mandó a evaluar los funcionarios
mediante una encuesta y,¿adivinen
qué?, la encuesta la hicieron los
empresarios, lo que ha provocado un
avispero en las huestes del gobierno.
Muy bien le vendría a Luis recitar o cantarles a ambos bandos el
estribillo de la canción del cantautor español José Emilio López Delgado que
reza así: “ni contigo, a ni sin ti tienen mis males remedios, contigo porque me
matas y sin ti porque yo me muero”.