por Carlos Ogando
Debido a la imposibilidad
de que sean todos los ciudadanos que gobiernen el país, la democracia
representativa permite que los ciudadanos o el pueblo pueda elegir a sus
representantes para que ejerzan el poder en representación de todos, no
obstante, cuando esas autoridades son elegidas, muchas se olvidan de que ellas
son representantes, no sólo de la mayoría que votó por ellos sino también de
cada uno de los sufragaron.
La democracia se define
como una forma de gobierno en que se ejerce el poder político del pueblo y para
el pueblo, donde una mayoría elige representantes mediante el voto libre y
voluntario para que ejerzan el poder en nombre de todos los ciudadanos de un
estado o nación. El voto es lo que le da legitimidad a esas autoridades, que
van desde el Presidente de la República (Poder Ejecutivo), diputados y
senadores (Congreso Nacional), alcaldes y regidores (Poder Municipal),
diseminados en todo el territorio nacional.
En una democracia
representativa hay que reconocer que la mayoría que votó para elegir al
presidente, espera una mayor cuota de participación en el gobierno, no obstante
para que haya una verdadera democracia, el poder para ejercerlo, debe dársele
una cuota de participación a cada partido, en base a los votos y escaños
obtenidos en los diferentes poderes del estado; es así, como los diferentes
estamentos del estado logran la gobernabilidad y garantizan la democracia y
equidad en la representación de ese pueblo, que votó por cada partido.
De la misma manera, en el
congreso se distribuirán los cargos en base a la cuota de diputados y senadores
que hayan obtenido cada partido, así como también a nivel de las alcaldías,
deberán asignarse las cuotas de participación en la gobernabilidad de los
municipios. Esos deben ser los principios que rijan la nación, el camino para
seguir construyendo una democracia más equitativa, más participativa y que
sirva de fuente de equilibrio de poder y ejemplo de gobernanza. Si se busca ese
equilibrio, el antagonismo disminuye, en los afanes de alcanzar el poder y las
reelecciones tienen menos dificultades.
Hay que construir una
nueva democracia, donde el poder representado cobre sentido, donde los poderes
del estado tengan en su seno, el poder de representatividad, expresado en las
urnas y que cada uno participe de acuerdo con el poder recibido en las urnas, a
través del voto, donde este voto representa la voluntad popular y debe
participar ejerciendo el poder político en esa proporción en que ciudadano
expresó que fuera. El poder hay que distribuirlo en función del voto y dar
origen a la nueva democracia que todos esperamos.
El doctor Rafael (Fafa)
Taveras afirma que, …. la dinámica del cambio, pues tiene en este momento un
desafío extraordinario, primero somos todos hijos de la diversidad, la
discriminación y la opresión, tenemos una subjetividad marcada internamente por
esas cosas, sin embargo, tenemos una aspiración del igualitarismo, que aparece
más que como una falsedad, que como una cosa lógica. ¡¡ha!!, tenemos igualdad
de derechos, pero no la base material para disfrutarlo. Somos sujetos de la
misma dimensión, pero cada uno tiene una posición diferente para reclamar e
imponer sus aspiraciones y derechos. Hay un desafío en la dinámica del cambio
social que tiene que ver fundamentalmente con las reglas, con las leyes, que
deben guiarnos a unos y a otros, a los objetivos comunes que nos atañen.
Como vemos, falta mucho
trecho para alcanzar la democracia representativa que queremos, que aspiramos y
que cuando se avecinan las elecciones, hay promesas de campaña, ofreciendo un
gobierno para todos. Desde que los representantes del pueblo son elegidos por
el voto, se olvidan que su elección se hizo en representación del pueblo y para
el pueblo y comienzan a perseguir a los ciudadanos negándose la participación
en las actividades legítimas del estado, que van, desde impedir la
participación en un proceso de licitación público, hasta la exclusión de
empleos a ciudadanos que no tienen otra cosa de qué vivir, más que un mísero
salario mínimo y son perseguidos y acosados, nada más porque lo ubican en un
partido contrario.
Tengo mucho tiempo
esperando un cambio en el ejercicio de la democracia representativa y me han
hecho las canas, esperando que se construya la democracia más que
representativa, que fuera participativa. Una democracia donde no haya
discriminación ni exclusión, una democracia de respeto a los derechos de los
ciudadanos de ser legítimamente representados.
La democracia
representativa no ha evolucionado. Aquí se ha quedado como una simple promesa y
para lograrlo, hay que relanzar el cambio, para transformar una democracia
representativa que no avanza.
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