Por: Sonia Calderón.
Como
miembro fundador de la Fuerza del Pueblo, gocé del privilegio de asistir a la
inauguración del Primer Congreso Profesor Juan Bosch, por lo que puedo
reafirmar que aquel momento histórico será inolvidable para mí como ya he
escrito en artículos anteriores.
En
el discurso central el Dr. Leonel Fernández Reyna, expresó que nuestro partido
daba inicio a la etapa progresista como sistema político llamado a relevar el
modelo neoliberal que ahora tenemos y que ha devenido en aumentar los grandes
males en nuestra región.
El progresismo como ideología política es en mi
paráfrasis, un punto medio entre la izquierda
que promueve cambios radicales, incluso sin descartar el uso de la fuerza y
de las armas para lograrlo y el reformismo
que plantea cambios lentos, dando prioridad a áreas que ellos definen como
esenciales.
De
modo que, la idea progresista es aquella que plantea un cambio integral,
buscando el desarrollo y el progreso de la sociedad en todas las áreas,
reuniendo en su esencia las ideas más liberales de la derecha y las ideas
moderadas de la izquierda. En efecto, para terminar de parafrasear la idea, el
progresismo es lo más parecido al desarrollo sostenible.
Por ello, que es necesario que cada miembro y
dirigente de la FP pueda entender esto, comerlo, digerirlo y aplicarlo con
eficiencia, primero dentro del partido y desde la oposición lo que nos llevará
al poder para implementarlo desde el gobierno. Pero, ¿es posible iniciar la “etapa progresista” sin analizar los
factores que provocaron el colapso del Neoliberalismo?, creo que no, pues desde
mi punto de vista, el descalabro ético y moral del liderazgo de los partidos
que estaban llamados a dirigir la etapa neoliberal, fue lo que provocó su
fracaso en América Latina, esto, porque los partidos y movimientos políticos se
perdieron en el camino y dejaron de lado sus ideas primigenias y estatutarias
de ser instrumento democrático y de desarrollo a ser simples maquinarias
electoreras para alcanzar el poder a cualquier precio.
En
mis escasos conocimientos de la política de América Latina y muy especialmente
de nuestro país, he podido observar que los grandes politólogos se pierden al
momento de analizar el colapso del sistema de partidos, que a mi entender
radica en que, todos al llegar al poder sustituyen el partido por el gobierno,
y el partido se subordina al presidente de turno, haciéndose cómplice de sus
desmanes, de modo que, terminan abortando el proceso y por tanto perdiendo el
propósito.
Los
líderes visionarios no se adocenan al gobierno, todo lo contrario, le sirven de
contrapeso, por eso el Dr. Peña Gómez, nunca estuvo en la nómina de los dos
presidentes que el llevó al poder, por eso el Partido Republicano en USA, no le
celebra todos los chistes a Donald Trump, pues el partido debe estar por encima
de la ambición de cualquier presidente que salga de su seno.
Si
queremos ser los propulsores de la etapa progresista en América Latina como
plantea nuestro líder, este congreso debe dejar claro el papel que tiene que
desempeñar cada quien. Por tanto, el partido debe crear el instrumento para
asegurarse del funcionamiento eficiente, ético y moral de nuestros alcaldes,
regidores y legisladores, tomando en cuenta que las funciones ejecutivas,
legislativas y municipales son pasajeras igual que los hombres que las ocupan,
mientras el partido, como instrumento de desarrollo, es para siempre, pues el
colapso de todos los partidos en América Latina tiene como denominador común,
la ambición personal y desmedidas de la gran mayoría de sus dirigentes que se
arrodillaron la poder corrupto dándole la espalda al pueblo y a los principios
del partido que los eligió.
De
verdad pienso y creo, que es una labor delicada y difícil pero posible, pues
está muy arraigada la costumbre del individualismo, del yoísmo, las zancadillas,
la competencia malsana y las apetencias personales.
Sin
embargo, en la inauguración del Congreso el León lanzó su grito de guerra, al
decir, con firmeza, que aquí no es el bulto mediático, el cargo del pasado, el
apellido, ni el oro corruptor que dan el ascenso, que, en la FP, el ascenso lo
dará los méritos del trabajo político; si eso se mantiene invariable y se
fomenta la formación política mediante la escuela de cuadros, entonces seremos
un referente para el sistema de partido para toda América Latina.
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