Los modelos de gobernanza que han prevalecido en el mundo tienen que cambiar debido a que la pandemia del Covid-19 menaza con el exterminio de la humanidad y en esta nueva etapa gobernar un país se torna muy complicado pues este virus no conoce partido, ideologías, posición social, religión ni colores por lo que frente al desempleo, el miedo y los grandes cordones de indigencia, miseria, pobreza extrema y pobres del mundo se necesita la unidad de todos, de lo contrario gobernantes y gobernados caerán en el pozo del abismo sin posibilidad de salir airoso hacia la normalidad.
Los dirigentes de los partidos políticos tanto el gobernante como los de oposición saben que el mundo cambió y que tienen que relanzar el país con el diálogo, que tanto se ha pospuesto entre los partidos políticos, las organizaciones de la sociedad civil, los empresarios y los dirigentes del partido gobernante. Gobernar hoy, se necesita del concurso de todos, por lo que no debe haber son, ni oprimidos ni opresores.
La nueva gobernanza pública es definida como el diseño e implementación de políticas públicas dirigidas a objetivos específicos políticamente definidos desde el gobierno. Son las tradiciones, instituciones y procesos que determinan el ejercicio del poder en una sociedad, incluyendo cómo se toman las decisiones en asuntos de interés público y cómo los ciudadanos participan en las decisiones públicas (Denhardt y Denhardt 2007). Muchos autores predican que la gobernanza pública sólo es posible alcanzar con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Sobre el concepto de gobernanza pública se puede decir que se trata de un paradigma emergente que (Luis F. Aguilar, 2006: p. 90) ha definido como “el proceso mediante el cual los actores de una sociedad deciden sus objetivos de convivencia -fundamentales y coyunturales y las formas de coordinarse para realizarlos: su sentido de dirección y su capacidad de dirección”. Esta explicación señala que lo que importa no es el gobierno en sí mismo sino la acción de gobernar, y que administraciones, ejecutivos y legislativos -el gobierno en sentido amplio- sólo son trascendentes en función de lo que hacen con, desde y para otros actores sociales y económicos, antes que por y hacia sí mismos.
Si hacemos un inventario de lo que hemos perdido con el Covid-19, podríamos escribir miles de páginas, por ejemplo podemos mencionar el cierre de los negocios familiares, la pérdida de los pequeños y medianos negocios, la disminución de la producción industrial, comercial, agrícola y de servicios; pérdida de los empleos por cierre de los negocios, pérdida de los trabajos de los técnicos independientes como son los plomeros, electricistas, pintores, carpinteros, albañiles, amas de casas, colegios, escuelas, cafeterías, barberías, salones de bellezas, empresas de servicios turístico, etc.
Más aún se han perdidos los abrazos, los cumpleaños a los padres y abuelos, las vacaciones de la familia, los viajes familiares, los cines, los restaurantes, las diversiones, los baños en las playas, ríos, piscinas; comelonas en los patios, las tertulias, las Peñas, las visitas familiares, entre otras muchas actividades. Se hace necesario recuperar la economía y no vamos hacerlo sin el concurso de todos.
También se puso de moda el cambio, que cada cuatro años sucede en la política: Las barridas que reciben los empleados públicos cada vez que hay cambio de gobierno un partido, se van desde el mensajero, el humilde conserje que limpia los baños, los que cuelan el café, el portero, el técnico, los que recibían sueldos como ayudas sociales de subsistencia. Gente sencilla y humilde los tiran a las calles. ¡Que pena! Que todavía suceda eso.
¿y que de la nueva gobernanza? ¿Qué futuro le espera a los despedidos en plena pandemia?, ¿Qué se va hacer con los envejecientes que fueron excluidos de sus puestos de trabajo y por su edad le es difícil encontrar trabajo? ¿Qué se va hacer con los pensionados que fueron a sus casas con sueldos de miseria y sin un seguro para asistir al médico y comprar sus medicinas? Esta pandemia nos ha condenado a todos y el gobierno debe tener cuidado de no mandar a morir a las calles a empleados por asunto político.
Es tiempo de una nueva gobernanza.
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