¿Con
qué frecuencia te encuentras inmerso en una fantasía, imaginando lo grandiosa
que hubiese sido tu vida de haber entrenado para una maratón, aprendido un
nuevo idioma, fundado una startup o escrito una novela?
Es natural soñar sobre lo que ansiamos. Pero
contrario a lo que indican las corrientes del pensamiento positivista,
visualizar un futuro brillante no lo hace más probable.
En
su lugar, la investigación psicológica muestra que debemos emprender planes
pragmáticos para cumplir objetivos en lugar de andar soñando despiertos. Esto
implica comparar nuestros anhelos con la realidad, identificar obstáculos y
encontrar la mejor forma de evadirlos.
Los
psicólogos llaman a este proceso «contraste mental». Sus investigaciones
muestran que la mayoría de personas fracasan a la hora de establecer
estrategias en sus vidas diarias.
Las
buenas intenciones se quedan en meros pensamientos positivos y nunca se
alcanzan esos sueños. Mujer pensativa mirando por una ventana.La mayoría de
personas fracasan a la hora de establecer estrategias para lograr
objetivos.Aprender a contrastar de forma efectiva puede mejorar nuestras
habilidades para la resolución de problemas, nuestra motivación y nuestro
autocontrol. Esto puede traer grandes beneficios a nuestra vida personal y
profesional.
La
teoría de la realización de la fantasía Gabriele Oettingen, profesora de
Psicología de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos, ha liderado
buena parte de la investigación en este campo, a la que ella llama «La teoría
de la realización de la fantasía».
Su
interés comenzó con algunos estudios en 1990 que revelaron que el pensamiento
positivista por sí solo puede ser sorprendentemente contraproducente.
Oettingen
se percató de que mientras más personas fantaseaban sobre perder peso, menos
probable se volvía su objetivo.
Por
otro lado, los estudiantes que soñaban con el éxito académico tendían a sacar
peores notas.
Las
emociones que las fantasías despiertan pueden hacer sentir que se han cumplido
los objetivos. Así lo comprobó Oettingen con los participantes del estudio,
quienes al fantasear con sus metas se esforzaban menos para alcanzarlas.
A
comienzos de los 2000, la experta investigó si con una simple revisión de la
realidad podía revertir esta tendencia.
Trabajando
con colegas en Alemania, reclutó a 55 niños que estudiaban inglés. Estudiantes
en sus mesas.
Los
estudiantes que son conscientes de los retos y desafíos sacaron mejores notas
que los que simplemente fantaseaban con el éxito académico.A algunos se les
pidió escribir sobre los beneficios de dominar el idioma, una «fantasía
positiva».
La
tarea asignada a otros fue hacer la lista de los obstáculos para lograr ese
mismo objetivo; esto es, una «realidad negativa».
Y
el trabajo de un tercer grupo fue combinar ambas cuestiones: analizar una
fantasía positiva junto con una realidad negativa, una estrategia que se conoce
como de «contraste mental».
Oettingen
concluyó que los niños que realizaron la actividad de contraste mental progresaron
mucho más en los tres meses siguientes.
Mente
y templeEstos hallazgos inspiraron numerosos estudios en los años siguientes.
Juntos, suponen una muestra muy completa sobre la versatilidad y valor del
contraste mental.
Ahora
sabemos que sus beneficios incluyen un mejor rendimiento académico, una mejora
de la dieta, el hacer más ejercicio y reducir el consumo de alcohol. Hombre
ejercitándose en el salón de una casa.
Realizar
el contraste mental puede incrementar la frecuencia con la que se hacen
ejercicios.
En
2019, Oettingen descubrió que el contraste mental también puede llevar a ganar
las competencias de bailes de salón, ya que quienes lo hacen se comprometen a
entrenar durante más horas.
Y
en una investigación publicada a comienzos de año, los expertos afirmaron que
también puede mejorar las relaciones sociales, ayudando a que los individuos
superen sus frustraciones y desacuerdos. «El contraste mental está ahora muy
bien investigado.
Se
ha demostrado que es muy útil para que las personas consigan sus metas en el
deporte o los negocios, por ejemplo», explica Katja Friederichs, psicóloga de
la Universidad de Trier, en Alemania. En todos los casos, la técnica parece
reforzar la determinación y la capacidad resolutiva de las personas. «Para
cumplir la mayoría de los deseos, hay que esforzarse en superar un obstáculo.
El
contraste mental ayuda a las personas a hacer eso», coincide A. Timur Sevincer,
de la Universidad de Hamburgo, también en Alemania.
Sevincer
ha investigado recientemente si las personas utilizan el contraste mental de
forma espontánea a diario. En un experimento, pidió a los participantes que
escribieran un deseo personal importante y luego analizaran sus respuestas
buscando indicios de fantasías positivas y revisión de la realidad.
Sus
resultados mostraron que solo entre el 10% y 25% de los participantes usaban
espontáneamente esta estrategia para perseguir sus sueños. La mayoría se recreó
en las fantasías positivas o se desanimó con los retos que debía afrontar.
Teniendo
esto en cuenta, son muchos los que se podrían beneficiar de la técnica del
contraste mental. Esta forma de pensar parece ser bastante efectiva cuando se
combina con las «intenciones de implementar».
Esto
implica, básicamente, el encontrar los obstáculos y planear una forma concreta
de superarlos. Puede parecer obvio, pero es un paso simple que se les escapa a
muchas personas.
En
un estudio publicado a comienzos de año, la psicóloga social Elizabeth Mutter
de la Universidad de Nueva York examinó el uso de esta técnica aplicada a dejar
de fumar.
Hombre
fumando.
El
contraste mental también dio sus frutos para aquellos que intentan dejar de
fumar.Un participante, por ejemplo, identificó que, en su caso, el estrés le
hacía echar mano del hábito, por lo que decidieron que fuera a pasear en lugar
de encender un cigarrillo.
Con
su estudio, Mutter descubrió que aquellos que tenían una mayor dependencia del
tabaco eran los que más se beneficiaron de la aplicación del contraste mental y
las intenciones de implementación.
El
hallazgo coincide con la investigación de Friederichs, al demostrar que el
contraste mental resulta especialmente beneficioso para aquellos que cuentan
con un menor autocontrol.
Mutter
opina que la técnica, al ser tan simple, puede ser una herramienta muy útil en
programas de salud pública. «Se puede aprender en 10 minutos, sin que suponga
ningún coste económico».
Músculos
mentalesSi quieres intentar ponerlo en práctica, debes pensar en un deseo,
imaginar cuál será el resultado de cumplirlo, identificar el obstáculo en el camino
y planificar cómo superarlo. Si sigues estos pasos recurrentemente, con el
tiempo se convertirán en un hábito mental que aplicarás antes de empezar a
divagar sobre fantasías poco productivas.
Sevincer,
por ejemplo, lo usa regularmente cuando busca trabajo. «Antes de las
entrevistas, fantaseo con lo genial que será mi presentación. Entonces doy un
paso atrás y me pongo a pensar en los inconvenientes». Hombre después de
nadar.Ponerse metas pequeñas es una buena forma de fortalecer el músculo del
contraste mental.
Friederichs
también ha incorporado esta técnica a su vida. Le proporciona autocontrol a la
hora de escribir artículos científicos de divulgación, incluso si tiene que
hacerlo en un día caluroso de verano, cuando todos sus amigos han ido a nadar.
La
investigadora describe el autocontrol como un «músculo emocional» que hay que
desarrollar y que hay que probar con objetivos pequeños antes de aplicarlo a
los grandes retos de vida.
«Si
comienzas con cosas pequeñas, haces crecer el músculo y, en cuestión de tiempo,
los grandes desafíos serán realizables».
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