Por David R. Lorenzo
Los delitos de imagen, explotación
sexual, integridad personal e ingesta de alcohol en los menores de edad,
son castigados por las leyes de la República Dominicana, en algunos
casos con severidad, pero en la práctica
la justicia y una gran parte de la
población los consideran irrelevantes, y los más ignorantes hasta lo
justifican.
En esta semana, dos casos han estado
siendo difundidos por los medios de comunicación y las redes sociales en torno
a la utilización de menores en bailes eróticos e hipersensuales, no propios
para su edad, lo que constituyen delitos expresamente castigados por la Ley
136-03, llamada Código para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, otras leyes y convenciones
internacionales.
En San
Francisco de Macorís, el
Juzgado de Atención Permanente de esa ciudad
ordenó la libertad, pero le impuso la obligación de presentarse periódicamente
ante las autoridades, al cantante urbano Miguel Ángel Valerio Lebrón
conocido como “Don Miguelo”, sometido a
la justicia por la publicación de un video en el que aparecen menores de edad
bailando de manera sensual.
El Ministerio Público apresó y solicitó tres meses de
prisión para el intérprete al que se le acusa de violar los artículos 26, 396 y
411 de la ley 136-03, medidas consideradas exageradas para algunos.
El urbano está acusado por difundir imágenes de menores de edad,
supuestamente enviadas por los padres de ellos, para ser
incluidas en un video de su tema musical llamado “¿Y qué fue?”.
Sin embargo, los padres de los menores
no fueron sometidos a la justicia, como debió ser. De acuerdo al artículo 408
de la Ley 136-03, Tanto Don Miguelo como los progenitores de los menores,
pueden ser condenados con una pena de uno a 5 años de prisión, solo por violar
el derecho de imagen de los pequeños.
Pero, en lugar de condenar la acción,
cientos de personas realizaron manifestaciones y marchas que llegaron al
Palacio de Justicia en favor de la libertad del cantante, por entender que no
cometió ningún delito. Por igual, personalidades del arte y de los medios de comunicación consideraron
exagerados su apresamiento y la petición de prisión preventiva por parte del
Ministerio Público.
El otro caso fue de una joven semianalfabetallamada
María Esther, que se hace llamar “La
Mami Jordan”, cuya vida ha sido
totalmente desordenada, pasando desde la prostitución en su adolescencia, hasta publicar en vivo escenas sosteniendo
relaciones sexuales con hombres.
Esta chica, tatuada hasta en sus
pensamientos y quien inexplicablemente supuestamentetiene miles de seguidores
en las redes sociales, y alega ser rica y tener propiedades por sus
actividades, pero considerada por especialistas en salud mental, como una
persona que cierto desórdenes de comportamiento, publicó un video, realizando un baile muy
erótico e hipersensual, con uno de sus
hijos.
La Fiscalía de la provincia de Santo
Domingo abrió una investigación del caso y anunció que pedirá una orden de
arresto contra la joven, quien había dicho que nadie tiene que meterse con lo
que haga con sus hijos.
Las leyes y convenciones sancionan
esas acciones, porque conducen a que los
menores realicen actividades que no son propias de su edad y los inducen a
saltar etapas en sus vidas, como las relaciones sexuales precoces, los
embarazos prematuros y el robo de la infancia.
También, porque los exponen a ser
observados por depravados yabusadores
sexuales y condicionan a los varones a crecer siendo machistas y a provocar feminicidios. Las leyes también establecen
que los padres no son propietarios de sus hijos, y que no pueden hacer con
ellos, lo que les dé la gana.
Esos bailes eróticos, principalmente entre niñas de pocas edades, se están convirtiendo en una costumbre, ya
que cualquier cumpleaños infantil, es utilizado en competencias sobre quien de
ellas baila más sensual, da más “piquetes” y golpes de barriga”, a veces haciendo más movimientos pélvicos que
una mujer adulta, con el aplauso de sus
padres y de los demás presentes.
Como también se están constituyendo
en costumbre, la difusión de canciones
con letras eróticas y soeces impublicables, por parte de muchos de los
cantantes urbanos, que son bailadas y cantadas por nuestros hijos, sin que
suceda absolutamente nada.
Lamentablemente, en la práctica este tipo de delitos y otros
similares, que puede conllevar hasta la pérdida de la patria potestad de los
padres sobre los hijos, quedan sin
sanción en la República Dominicana, porque los tribunales son indulgentes en
esos casos.
Por ejemplo el 12 de noviembre del 2014,
una joven madre, llamada
Stephanie Taveras Estévez causó gran revuelo cuando subió en su cuenta de
Facebook varias fotos dando de tomar cerveza a su hija de varios meses de edad,
en lo que se conoce como “pico de botella”.
A esta joven el juez de la
Cuarta Sala del Juzgado de Instrucción
de Santiago le impuso 3 meses de prisión, como medida de coerción, pero en diciembre la Corte de Apelación la varió
disponiendo que recibiera terapia y presentación periódica, quedando todo ahí.
Luego de eso, en las redes sociales
es normal ver videos y fotos de padres embriagando a sus hijos, algunos de
ellos bebés, sin que se active la acción pública.
Otro caso relevante fue el ocurrido el
6 de diciembre del 2014, cuando el intérprete de música urbana Avelino Junior Figueroa
Rodríguez, conocido como “Lápiz Conciente publicó en Istagram una foto en la
que aparece otro artista llamado
Guariboa, posando junto a dos menores de 10 años , bebiendo champaña Moer, a
pico de botella.
El 15 de diciembre El Lápiz
Conciente fue arrestado y posteriormente
liberado luego de que un tribunal le impusiera las medidas de coerción de 5
millones de pesos, presentación periódica
e impedimento de salida, pero el caso no pasó de ahí.
En conclusión, estos tipos de
delitos legalmente son graves, pero para
la justicia no tienen mucha importancia, y para una gran parte de la población,
ya forman pate de la costumbre del pueblo dominicano, como también los son, los
embarazos de nuestras niñas.
Así es que lo más probable que los
casos de Don Miguelo y de la llamada “Mami Jordan”, tengan más repercusión
mediática que sanción judicial, porque al final de cuenta, ni siquiera los
jueces los consideran importantes.
Pos data: El autor es periodista y
abogado de la República Dominicana.
Domingo 30 de agosto del 2020
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