Por Lic. César Fragoso
Como si fuera una decisión divina para beneficiar a la República Dominicana, la pandemia del Coronavirus, que, lamentablemente le ha quitado la vida a muchos de nuestros ciudadanos, parece que tiene como objetivo principal acabar con las pretensiones de llegar al poder con que sueñan los directivos del Partido Revolucionario Moderno.
Lo primero que hizo el virus fue hacer salir de su zona de confort al candidato de ese partido el cual se vio obligado a tratar de seguirle los pasos al Lic. Gonzalo Castillo, quien, desde el mismo principio y en los momentos más difíciles de la pandemia, estaba en las calles ayudando a los más necesitados.
Al levantarse de su cómodo sillón y tratar de galopar de inmediato a la misma velocidad que ya iva el “penco” candidato del PLD, Luis Abinader comenzó a cometer una serie de errores de cálculo que sirvieron para que el pueblo se diera cuenta de su capacidad para ofrecer y no cumplir con lo prometido.
Como si hubiese estado delirando por la fiebre, Abinader, un potranquito sin experiencia en las carreras de las grandes ligas, ofreció miles de pruebas del covid-19 que, hasta la fecha no han llegado.
Se fue al galope para La Vega, levantó una carpa, en la que hace un calor tan insoportable que ni siquiera los animales que viven en el desierto se podrían guarecer y quiso engañar a la ciudadanía diciendo que había donado un hóspital.
En ese mismo lugar, como si los demás fueran ciegos, donde solo habían 20 camas dijo que estaban entregando 120, lo cual sirvió para demostrar lo que son sus ofertas de campaña, las cuales hace con la total seguridad de que nunca las va a cumplir.
Desbocado como en estampida y, siempre tratando de imitar a Gonzalo, Abinader siguió dando brincos a lo loco, reuniéndose con grupos de personas sin tomar en cuenta los protocolos de seguridad de la pandemia, lo cual fue aprovechado por el microscópico virus para insertarse en su cuerpo y, aunque no pretende causarle daños físicos, sí le quiere dar el mensaje de que, lo mejor para el país, es que él se quede tranquilito en su casa y se olvide de sus sueños de llegar a ser nuestro Presidente.
Dios decidió, a través del coronavirus, decirle a Abinader que su presencia en el Palacio Nacional no es beneficiosa para el país.
Que él representa un pasado ya vivido y una enfermedad incurable que ya su gente le hizo sufrir a nuestro país, cuyo germen se encuentra escondido en el Palacio Presidencial y, podría resurgir, si los del PRM que ayer nos gobernaron, hoy nos vuelven a dirigir.
Al infectarlo del virus, la divinidad nos da una señal de lo que nos podría pasar como nación si quienes nos hicieron vivir las tres pandemias más desastrosas para nuestra nación nos volvieran a gobernar.
En una clara decisión de alejarlo de la casa de Gobierno, nuestro señor omnipotente, lo ha querido confinar a su casa para que no nos siga llenando de sus falsas expectativas y evitar así que pudiera llegar a convencernos con sus banas ofertas.
Los dominicanos y dominicanas tenemos que reflexionar seriamente sobre lo que Dios nos quiere decir al infectar a Luis Abinader con el coronavirus.
Los que seguimos los designios del señor sabemos que sus mensajes son para el bien de la patria bendecida por nuestra Santísima Virgen De La Altagracia.
Tranquilizar a quien podría impregnarnos del virus más mortal para un país que enfermedad alguna pudiera causar, no puede pasar desapercibido.
Debemos aprovechar la oportunidad que Dios nos brinda para ir masivamente a votar por Gonzalo y Margarita y poder continuar así por los senderos de progreso y prosperidad que hoy vivimos y que son el resultado de la experiencia de los cerca de 20 años que llevamos bajo los excelentes mandatos del PLD y sus aliados.
Todos debemos ir tempranito a votar, de manera organizada y, con el cuidado que las circunstancias nos obligan, para que el Lic. Gonzalo Castillo gane las elecciones en primera vuelta.
Haber enfermado a Luis Abinader de la afección más dañina del momento para la población mundial, debemos verlo como la clara señal de que sus pretensiones de llegar a dirigir nuestra nación podría ser lo mas desastroso que nos pudiera pasar en estos momentos.
Aprovecho para pedir a Dios por la salud y pronta recuperación de Luis Abinader y su esposa, ambos afectados por la maligna enfermedad.
Por suerte, como dije en un principio, nuestro Señor no quiere hacerles daño, razón por la cual ninguno de los dos corre peligro.
Quien de seguro no soportaría el virus y tendría una muerte segura, sería la República Dominicana si volviera a caer en las manos del hoy PRM y los que en tres oportunidades nos gobernaron bajo la sombrilla del antiguo PRD.
Esa es la razón por la que no tengo ninguna duda de que el Covid-19 ha decidido acabar con el PRM.
0 comentarios :