Por David R. Lorenzo
La pandemia del coronavirus que
afecta a la República Dominicana ha puesto en los primeros planos a sectores
antisociales, irrespetuosos y desafiantes de las autoridades, que desgraciadamente forman
partes de la crecientedescomposición social de este país.
Ese proceso, que incluye también a otros sectores como la
política, viene desarrollándose y ganando espacio desdehace años en esta nación.
En este período del Covid 19,
los primeros en hacerse visibles fueron
jóvenes, algunos encapuchados y amantes de los peores vicios, como las drogas,
el alcoholismo, la hookah y el bandolerismo, que comenzaron a subir videos
desafiando el toque de queda impuesto por el Gobierno, y amenazando a los
miembros de la Policía de enfrentarlos a machetazos y tiros si se atrevían a
buscarlos.
Estos jóvenes, que en su
lenguaje están “ratatá”, “fundíos”, “emonaos” o “arrebataos”, y que muchos de
ellos son los que matan por un celular, encuentran placer en hacerse visibles
y en salir como protagonistas en medio
de esta pandemia, aunque estén siendo apresados y fichados, como lo encuentran
en su adicciones y en su comportamiento desadaptativo y antisocial.
A esa práctica delictiva y
desafiante se han sumado jovencitas, que no han escapado a sus detenciones y de
ser presentadas en público y por las redes sociales por la Policía, pidiendo falsas disculpas en los
cuarteles, llamados ahora por algunos como “los salones de la justicia”.
También, han aparecido algunos
que se sienten con determinado poder, y creen que por eso pueden insultar,
ultrajar, irrespetar, escupir y hasta agredir a los agentes, que en algunos
casos han soportado las humillaciones por temor a ser ellos los sancionados a
pesar de cumplir con su deber, otra práctica común en esta media isla.
Otro grupo, compuesto por
personas de todas las edades, ha decididono tomar en serio la epidemia y
también desobedecer el toque de queda, pese a todos los llamados de que el
aislamiento social es la mejor forma de detener el virus. Más de 40 mil de
ellas han sido apresadas en pocos días por la Policía.
Dentro de ese grupo,
proveniente mayormente de los barrios populares, hay quienes han insultado y ultrajado a
policiales, y los más violentos se han enfrentado cuerpo a cuerpo con agentes
del orden, incluyendo mujeres.
En este campo de violencia, no
han faltado los excesos que a veces cometen los agentes policiales, Unos los aplauden y apoyan, pero otros los critican porque entienden que es con
técnicas y buenos modales que se deben tratar a esas personas.
Ellas son las que violan las leyes urbanas y de tránsito, que realizan escándalos, que
invaden terrenos y encienden los equipos de músicas a todo volumen a cualquier
hora del día, sin que nadie le pueda decir nada, porque sacan machetes y vociferan “¡Yo estoy en mi casa!
También, son los que venden sus
votos por un “picapollo”, un par de cervezas o 500 pesos, porque no tienen
ideologías, son desadaptativos, no
practican los valores y no entienden ni
a las buenas, ni a las malas, y que lamentablemente, forman parte de la nueva descomposición
social de la República Dominicana.

De estos adictos a beber
cualquier cosa que contenga alcohol, han
muerto en lo que va de semana 46 de ellos, una cifra alarmante, que demuestra
que en la República Dominicana el alcoholismo es más grande de lo que se
pensaba.
Otro fenómeno que tiene años
destruyendo la sociedad es el embarazo precoz. Miles de niñas y adolescentes la
preñan antes de su primera menstruación. Actualmente debe haber decenas de
miles en gestación, la mayoría de ellas, llevando en sus vientres a la próxima
generación de desadaptados sociales.
Arriba de la escala social,
están los políticos que han descubiertos que la corrupción en la República
Dominicana no es un delito, y que si se tiene mala suerte al ser denunciados,
para eso está el Departamento Anticorrupción del Ministerio Público, que archiva
esos expedientes o excluye a los más poderosos y jefes políticos.

Ciertos políticos tampoco
tienen escrúpulos para irrespetar las leyes y la Constitución de la República,
porque cuando están arriba creen que tienen que tener todo el poder, que el
poder es para siempre y que el poder es para usarlo.
Todos estos fenómenos, y otros
que no mencioné, forman parte de la descomposición social de la República
Dominicana, que al parecer, si no se toman medidas drásticas y radicales. o
quizás venga un gobernante de otro
planeta, irá de lo peor a lo putrefacto.
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