República Dominicana.- La decisión del gobierno del presidente Danilo Medina de instruir que los uniformes (pantalones y camisas), medias y mochilas escolares sean realizados por pequeñas y medianas empresas dominicanas con obreros dominicanos no solo representa que en lo adelante más de 20, 000 obreros textiles dominicanos recibirán mejores salarios y empleo todo el año, sino que también con la medida se provoca un virtuoso crecimiento económico.
Para muchos padres es una tremenda ayuda además, un gasto menos. No tienen que gastar en comprar los uniformes de sus hijos e hijas.
La medida, resultado de la política de democratización de oportunidades del gobierno del presidente Danilo Medina también tiene como propósito fortalecer las economías locales, la creación de empleos y la expansión de empresas.
Así lo afirma hoy la Dirección General de Comunicación de la Presidencia a través del video y la nota de prensa titulados: “Hecho en Republica Dominicana parte 2” (http://bit.ly/1kApxM0) con testimonios de la calidad de los uniformes y de la mejora que representa esta medida para las economías de los obreros de la industria textil dominicana.
Tal es el de Domingo Gil, quien contento con su trabajo expresa:
“De aquí, de mi sudor, en mi casa vive mi mamá, mi padre y mi niña; yo, como hijo bueno, le doy el sustento"
"Si tenemos empleos, hay menos delincuencia”.
Sin ser consultor en Seguridad Ciudadana Domingo asegura que "Si tenemos empleos, hay menos delincuencia”.
“Probablemente ha escuchado al presidente Danilo Medina decir que además de la democratización del crédito, la creación de empleos, es la mejor política para lograr el bienestar de una sociedad excesivamente informal como la nuestra, pues quien tiene empleo y buenos ingresos puede también comprar a quienes venden que son los empresarios dueños de fábricas o negocios, provocando un círculo virtuoso de crecimiento económico, expresa la nota de prensa de la DICOM.
Aquí la historia completa
Hecho en República Dominicana, Parte dos.
Parte dos, porque hace 15 días contamos la alegría de los pequeños empresarios textiles porque ahora los uniformes escolares son hechos en República Dominicana. En sus empresas. Decisión del gobierno. Hoy traemos la historia de los obreros textiles.
"De aquí, de mi sudor, dice el operario Domingo Gil. En mi casa vive mi mamá, mi padre y mi niña; yo, como hijo bueno, le doy el sustento".
Ahora, con la confección de los uniformes (pantalones y camisas) y también mochilas, más de 20,000 obreros textiles dominicanos tienen la oportunidad de ganar mejores salarios y empleo todo el año. No chinos, no mexicanos, no de otra parte, dominicanos.
"Si tenemos empleos, hay menos delincuencia", reflexiona el mismo Domingo y no es ningún consultor en seguridad ciudadana. Probablemente ha escuchado al presidente Danilo Medina decir que además de la democratización del crédito, la creación de empleos, es la mejor política para lograr el bienestar de una sociedad excesivamente informal como la nuestra, pues quien tiene empleo y buenos ingresos puede también comprar a quienes venden que son los empresarios dueños de fábricas o negocios, provocando un círculo virtuoso de crecimiento económico.
Ingrid Pérez, operaria, está orgullosa de los uniformes que fabrica. Los niños van bien vestidos a la escuela, son uniformes de calidad, asegura, hechos con "una tela buena, que tú la puedes lavar sin ningún problema y sin miedo de que se vaya a deteriorar".
Para muchos padres es una tremenda ayuda además, un gasto menos. No tienen que gastar en comprar los uniformes de sus hijos e hijas.
La vida de estos obreros textiles cambió. Cambió para bien. Las de sus familias también.
Ahora, cuando veas una etiqueta que diga Hecho en República Dominicana recuerda estas dos historias, a los dominicanos y dominicanas que están detrás de ella, o mejor dicho, celebra que puedas mirar con orgullo la calidad de nuestros empresarios y obreros y el compromiso de nuestro gobierno de poner a los dominicanos primero. Siempre y en cada ocasión.
Disfruta el ritmo trepidante de esta historia Hecho en República Dominicana, Parte dos, en la que sentimos el latir de la fábrica textil y su gente. Las fotos son testimonio vivo de su afán.
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