A solo 15 ó 20 minutos de la ciudad capital, siguiendo la autopista 6 de Noviembre o la carretera vieja, se encuentra la provincia protagonista de importantes sucesos históricos: San Cristóbal, llamada también la Cuna de la Constitución dominicana.
Esta provincia vio nacer a la figura más controversial de la historia dominicana, el dictador Rafael Leónidas Trujillo. Además, allí fue donde se firmó la primera constitución de la República y se construyeron los primeros ingenios azucareros.
¿Un poco más atrás? También aquí se encuentra el conjunto de arte rupestre más grande del Caribe.
Por su cercanía a la capital y su encanto natural, la provincia de San Cristóbal es uno de los principales destinos ecoturísticos del país.
HISTORIA VIVA EN LA NATURALEZA
En San Cristóbal, casi cualquier rincón fue testigo de importantes eventos.
Donde actualmente está el Ayuntamiento, estuvo la casa del primer presidente sancristobalense, José María Cabral, y fue allí donde los constituyentes firmaron la primera constitución un 6 de noviembre del 1844.
Frente al Ayuntamiento está la edificación más antigua del pueblo, la parroquia Sagrado Corazón de Jesús. Esta construcción finalizó en el año 1826 y en su interior están sepultados los restos del párroco Juan de Jesús Fabián Ayala, uno de los fundadores de este municipio de San Cristóbal, junto a otras destacadas figuras de San Cristóbal.
Más abajo en la misma calle, se encuentra una imponente iglesia-mausoleo construida en la década de los cuarenta para albergar los restos del dictador y su familia. Esta edificación es llamada Nuestra Señora de la Consolación. En su interior, está la cripta abierta y el ataúd donde por tres meses estuvo enterrado el tirano.
Frente a la iglesia está el parque Piedras Vivas.
Llamado así porque fue construido con piedras traídas desde todas las provincias del país. La construcción de este parque finalizó en el año 1944 y se ubicó exactamente donde antes estuvo la casa del dictador.
Las mil y una atracciones de San Cristóbal
A unos pocos kilómetros después de la entrada de San Cristóbal, se encuentra un largo y sinuoso camino que recorre una de las rutas con los paisajes naturales más impresionantes del país: la carretera Cambita Uribe-La Piedra.
Desde el cruce de Cambita en la autopista 6 de Noviembre hasta Cambita Garabito, hay 11 kilómetros. En este trayecto pasaremos sucesivamente por las comunidades de Cambita Uribe, La Guama, Gerónimo López, Pueblo Nuevo y el cruce de El Tablazo.
A partir de Cambita Garabito es que comenzamos a disfrutar de todo el atractivo de los bosques húmedos de la cordillera Central.
Recomendamos hacer este viaje tempranito en la mañana para que observen cómo las nubes se posan en los pueblecitos más altos. Las agradables temperaturas le harán olvidar, por un momento, el intenso calor de la ciudad.
La enorme cantidad de flores amarillas a ambos lados de la carretera indican nuestra próxima parada en la ruta: La Colonia que, debido a su altura, cuenta con una de las mejores vistas del trayecto.
En una de las montañas más altas de La Colonia, hay un restaurante llamado D´Aubergine. Su chef y propietario, Harald Mossle, prepara unas berenjenas deliciosas; pero si no es amante los vegetales, no se preocupes, allí preparan toda clase de carnes, incluida carne de cocodrilo. Los precios oscilan entre RD$280 y RD$1,300 por plato.
Después de La Colonia, pasaremos tres comunidades antes de llegar a una de las más grandes: El Cacao.
Quince minutos antes de llegar y justo al borde de la carretera, está el Salto de La Poza, un pequeño manantial que sirve de balneario a los lugareños y visitantes.
Una larga parada
A una hora y media de Cambita Garabito, está El Cacao, un pueblecito pequeño y acogedor con ciertas características muy particulares: una única estación de gasolina en la sala de una pequeña vivienda, una ferretería- farmacia-colmado y un cementerio ubicado en el punto más alto de la comunidad.
Las personas que habitan en este municipio son, en su mayoría, agricultores. Por lo que es común ver mulos cargados de café, su principal producto, cruzando las calles del pueblo.
Si desea comer en El Cacao, hay tres comedores: el de Iris, el de Jocelyn y el de Aleja. La comida que se vende es criolla y el plato del día cuesta RD$100. No deje de probar las habichuelas rojas en el comedor de Iris, son riquísimas. Si decide quedarse a dormir, visite el hotel El Peje. Las habitaciones cuestan RD$300 y RD$400 la noche.
A la salida del pueblo se encuentra el Cacao. Un frío y caudaloso río ideal para darse un buen baño. Una vez cruce el puente de este río, tienes tres opciones de ruta: la que va a la presa de Jigu¨ey, a unos 12 km y ubicada entre San Cristóbal y Ocoa; a la presa de Aguacate, mucho más pequeña que la de Jigu¨ey; o continuar ascendiendo hasta el final de la carretera en La Piedra. De optar por esta ruta pasará por un total de siete balnearios. Por lo que no olvide llevar su traje de baño.
A partir de El Cacao la carretera no está buena, por lo que aconsejamos ir en un vehículo fuerte; y maneje con cuidado, las curvas son muy cerradas.
La Toma y Las Cuevas de El Pomier
Antes de llegar al balneario La Toma, se encuentra las Cuevas del Pomier, un complejo de hermosas cavernas localizadas en la comunidad que lleva el mismo nombre, a una distancia aproximada de siete kilómetros contando desde la autopista 6 de noviembre.
En El Pomier hay cuevas horizontales y verticales, para entrar a las verticales se necesita equipos especiales.
Al entrar, una total oscuridad le da la bienvenida, por lo que no olvide llevar un foco. Mientras avanza, verá enormes formaciones rocosas llamadas estalactitas y estalagmitas.
En las paredes, sobre todo en la Sala de la Cultura, hay dibujos muy bien conservados hechos de carbón, grasa de animal y tintura vegetal por los Taínos y por otros aborígenes que habitaban la isla. Estos dibujos cuentan, de forma gráfica, la vida diaria y las creencias de estos grupos humanos.
En el lugar hay guías especializados que acompañan a los visitantes. Ellos cobran una pequeña cuota por este servicio.
Dejando las Cuevas del Pomier, regresaremos a la carretera de La Toma para refrescarnos en las aguas de este popular balneario del Rio Nigua. La entrada cuesta 50 pesos por persona y 20 pesos los niños menores de 8 años. El balneario cuenta con un restaurante, un bar, baños, parqueos, vigilancia y salones para eventos.
Por la misma vía, pasará por los pueblecitos de Boruga, Hato Damas, Los Hoyos, Medina, donde las arepas y el dulce de coco son excelentes y baratos.
EL FESTIVAL DE SAINAGÜÁ
A ritmo de atabales llega el Festival de Sainagu¨á, una de las expresiones folclóricas más importantes del país; tiene su sede en la comunidad de Sainagu¨á, San Cristóbal.
El evento, que reúne durante tres días a docenas de grupos musicales de todo el territorio nacional, es llamado el Festival de Atabales de Sainagu¨á.
Esta expresión popular se celebra el último fin de semana del mes de noviembre y lo organiza la fundación Sol Naciente. Cada año, el festival es dedicado a una persona que, por sus aportes, ha contribuido con la preservación y difusión del folclor local.
Durante esos tres días, se realizan talleres sobre cómo construir y tocar tamboras, palos y otros instrumentos de percusión; sus orígenes y características, así como conversatorios con los grupos musicales. Además, se preparan diferentes platos tradicionales para que el público conozca sobre la gastronomía local.
Desde las seis de la tarde y hasta media noche se extiende la fiesta. La sarandunga de Baní, los Palos de Villa Mella, los grupos de palos de San Juan, Navarrete, Villa Altagracia y Monte Plata son los que ponen a bailar y a cantar a todo el mundo. En el evento se presentan músicos que tienen relación con estos ritmos como Roldán y Xiomara Fortuna, entre otros artistas.